La familia del gran escritor y periodista cubano Pablo de la Torriente Brau, una vez afincada en La Habana (nació Pablo en Puerto Rico en el año 1901), se entregó con fervor a la práctica del Espiritismo. Tanto era así, que los amigos del joven Pablo, se mofaban diciendo que en aquella casa no había vasos para beber agua, porque todos se los tenían puestos a los muertos.
En 1935, durante el segundo exilio del escritor en la ciudad de Nueva York, empezó a escribir Aventuras de un soldado desconocido cubano, una obra basada, según explicó el propio autor en su libro, en una serie de conversaciones que sostuvo durante varios días con un espíritu cubano que tuvo a bien comunicarse con él.
Según le contó, había muerto en la Primera Guerra Mundial y su cuerpo se encontraba enterrado en una fosa común en el Cementerio Nacional de Arlington. Le dijo además, que muy pronto echaría a andar una nueva guerra mundial, hecho que efectivamente tuvo lugar en 1939, aunque para entonces, ya Pablo de la Torriente Brau había muerto luchando en la Guerra Civil Española, el 19 de diciembre de 1936.