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Julián del Casal

Julián del Casal, poeta y escritor cubano, fue uno de los máximos exponentes del modernismo. Nacido en 1863, hijo de un español y una cubana, publicó su primer poema conocido en un seminario de arte, ciencia y literatura llamado El ensayo, en febrero de 1881. Ingresó en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, pero abandonó sus estudios de leyes para dedicarse a la literatura. En 1888 se va de viaje a Europa donde conoce a algunos intelectuales de la época. Un año después, regresa a Cuba y comienza a acudir a las tertulias de la Galería Literaria, publicando en 1890 su primer libro de poemas titulado Hojas al viento. En estos años conoce a Juana Borrero y Rubén Darío con quien entabló una amistad duradera

Sobre Casal, Cintio Vitier apuntó: «Cuando Casal surge a las letras, ya quedan atrás la Guerra de los Diez Años, el Pacto del Zanjón, la propaganda autonomista, el fracaso de todas las esperanzas cubanas. Sobre ese fondo nacional, la muerte de la madre, la ruina del padre y el temperamento neurótico hacen el resto… La celebridad de Casal, acrecentada con el tiempo, proviene de su condición de ser uno de los representantes cimeros del modernismo en Hispanoamérica. Esta corriente de renovación literaria comienza a expresarse en el último cuarto del XIX a través de la prosa del cubano José Martí y del mexicano Manuel Gutiérrez Nájera. Rubén Darío y Julián del Casal son sus otros dos puntos culminantes (sin olvidar en el recuento al colombiano José Asunción Silva), sobre todo en el terreno de la poesía… la obra de Casal aparece recogida en ‘Hojas al viento’, ‘Nieve’, ‘Bustos y rimas’. Después proliferaron las ediciones póstumas, se compilaron sus crónicas, se publicaron selecciones de sus poemas, se le tradujo a otras lenguas.»

Por otra parte, Martí, que había leído toda su poesía y sus trabajos en la prensa cubana, se despidió de él en Patria, el 31 de octubre de 1893, lamentando no haberlo podido abrazar: «Murió el pobre poeta y no lo llegamos a conocer. Murió, de su cuerpo endeble, o del pesar de vivir, con la fantasía elegante y enamorada, en un pueblo servil y deforme.»

Con solo 30 años, su existencia fue cercenada súbitamente en la sobremesa de una familia amiga, producto de un ataque de risa provocado por un chiste de uno de los presentes, que le produjo una hemorragia y sufrió la mortal rotura de un aneurisma.