Se mudaron por la noche; la mudada en un camión, el niño solo en un coche; un coche de dos caballos, dos ventanas, dos faroles; los faroles, apagados, las ventanas, como soles, y en el lugar del cochero iba el niño pelitieso de espaldas a los caballos, iba fumándose un queso que, al morderlo, echaba humo por detrás y por delante…! Este era un barrio normal pero bueno, eso era antes.